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Francisco Celdrán Vidal
Presidente de la Asamblea Regional de la Región de Murcia
Probablemente, ninguna otra manifestación procedente del ser humano puede hacer tanto por la cohesión de los pueblos, ni ayudar a conferir las señas de identidad de una región, en un grado tan alto como la Literatura.
Los pensamientos hábilmente plasmados en un papel o las bellas figuras implícitas en un buen poema; las más insólitas aventuras o la aplastante monotonía de una existencia gris escritas en una novela, se erigen con frecuencia en materia que trasciende en mucho los territorios meramente imaginarios de los que proceden o los estrechos y prosaicos límites físicos del rectángulo de papel en el que fueron creados para alzarse como auténticas referencias vitales, mucho más potentes incluso que la realidad más tangible y documentada.
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Rescatar la Literatura de una tierra, bucear en el pasado más lejano, remoto e ignorado, llegando hasta el presente más prometedor, convivir de alguna manera con los escritores que fueron y los que son en nuestra Región, constituye un saludable ejercicio de introspección que contribuye a hacernos comprender un poco mejor quiénes somos los habitantes de esta Región, quiénes fueron los primeros seres que se aproximaron a un pergamino desnudo con la intención de plasmar en él sus pensamientos más íntimos, describir lo que acaba de ver o, simplemente, narrar unos sucesos extraordinarios procedentes exclusivamente de su fantasía.
Se dice que sólo conociendo el pasado podremos comprender adecuadamente el presente, pero yo puntualizaría algo más: sólo conociendo lo que pensaron y escribieron nuestros paisanos —los de antaño y los más próximos en el tiempo— podremos comprender mejor nuestras raíces, la personalidad de una región tan peculiar y tan entrañable a un tiempo como la murciana y, en definitiva, nuestra esencia más íntima.
Y esto, que es aplicable a cualquier región, lo es con más fuerza aún a la nuestra, cuya cultura literaria ha sido injustamente olvidada con frecuencia o relegada a los lugares menos favorecidos incluso por los propios murcianos, que no han sabido, no han conocido lo suficiente o, sencillamente, nadie les incitó jamás a leer a muchos de los buenos poetas, magníficos ensayistas o excepcionales narradores que ha dado esta Región desde que, hace más de mil trescientos años, nuestro paisano, el cartagenero San Isidoro, asombrase al mundo con la mejor enciclopedia que se había escrito hasta entonces. Incluso el mismísimo Cervantes llegaría a referirse a ésta, en alguna de sus novelas ejemplares, como una tierra de buenos escritores.