“La voz dormida” incluso en su relectura, duele,
y eso es porque no solo una buena historia hace un buen libro,
todos sabemos ya mucho de la Guerra Civil, hemos leído mucho sobre ella,
pero en este caso importa como se narra, como se comunica, y en esta faceta la sensibilidad poética
de Dulce fue decisiva para hablarnos de las mujeres en la contienda, ella fue única en la forma
y excepcional en el fondo. No sólo había que contar cosas sobre la Guerra Civil española,
había que contarlas con justicia y dignidad, y ella lo hizo. Dulce Chacón en algunas de sus declaraciones apuntó que tuvo que suavizar las historias que las mujeres le contaron,
“la ficción no soporta tanto horror como el que vivieron esas mujeres”,
declaró en algún medio.
TU VOZ DORMIDA
Ha despertado el alma
tu voz dormida
de tantas que se quedaron,
mi Dulce amiga,
sin una vida.
Cómo explicarle a un joven
en estos días
que fue dolor constante,
no cobardía.
Con el paso del tiempo
nada se olvida,
pero el silencio roto
algo mitiga
ese dolor tan hondo
que les fatiga
esos ojos cansados
que ya, ni miran
Susana Hernández
Algo más sobre el libro...
Aunque pueda parecer que la literatura relativa a la guerra civil española o como es el caso de la posguerra está muy relatada, en este caso en particular el enfoque del argumento hace que nos atrape desde un primer momento. La bibliografía sobre este acontecimiento histórico es tan extensa y la literatura tan nutrida que puede parecer que pocos libros pueden infundarnos ya curiosidad respecto a unos hechos tan exprimidos como son los de la contienda española de esta época, de ahí que nos podamos acercar al relato con cierto escepticismo esperando encontrar una vez más otra trama similar a la múltiplemente ya vista o relatada; pero la originalidad de esta novela reside en que nos acerca al mundo de la posguerra civil y al periodo bélico todo desde un punto de vista femenino, desde la óptica de mujeres que la viven y padecen y que son parte activa.
La autora Dulce Chacón nos conduce por toda una galería de mujeres con sus diferentes perfiles psicológicos y se va adentrando en cada unos de ellos. El escenario inicial de la novela es la cárcel de mujeres de “Las Ventas”; a través de los ojos y recuerdos de las reclusas vamos avanzando en la vida de sus protagonistas y en el devenir social y política de nuestro país. A medida que avanzamos en las páginas del libro vamos conociendo a los personajes y haciendo nuestras sus penas, sus alegrías, sus pequeñas victorias, sus angustias, en definitiva su devenir diario.
La obra tiene un desarrollo lineal, los hechos se suceden en un orden cronológico, por lo que la trama avanza al mismo tiempo que la historia; en algunos pasajes la novela adquiere un enfoque retrospectivo, es decir recuerda sucesos que les han ocurrido a las protagonistas, pero cuando acaban estas evocaciones del pasado, el desarrollo de la trama vuelve al momento presente. En la obra se puede distinguir tres partes diferenciadas y toda esta división va en función de los acontecimientos que les van ocurriendo a nuestras protagonistas:
La primera de ellas corresponde a la introducción y presentación de los personajes centrales de la novela: la autora nos presenta a la galería de presas y carceleras de la cárcel de “Las Ventas” y el primer acercamiento a los familiares o seres queridos. En las primeras páginas nos presenta ya a Pepita, uno de los personajes-eje de la historia e hilo conductor de toda la obra.
En la segunda parte se desencadenan acontecimientos importantes como la ejecución de Hortensia, el nacimiento de su hija, la liberación y fuga de algunas de las presas y el exilio de algunos de los personajes; también hay un acercamiento más profundo al personaje de Pepita (hermana de Hortensia), y al inicio de su historia de amor con Paulino.
La tercera parte ya nos cuenta el desenlace de la vida de las protagonistas y la consolidación de la historia de amor entre Pepita y Paulino que culmina con la liberación de Paulino y su boda con Pepita.
Los hechos que se narran en la novela trascurren en el plazo que dura la guerra civil española, los años de posguerra hasta el año en que Franco firma un indulto por el cual se le conmuta la pena a Paulino y a otros condenados a penas mayores y los posteriores años vividos en libertad.
El argumento gira en torno a la vida de una serie de reclusas de la cárcel de “Las Ventas”. Se nos cuenta la historia de Hortensia, Reme, Tomasa, Elvira y más mujeres, de como han llegado a parar a esa prisión. A través de las páginas del libro vamos entrando poco a poco en la vida de cada una de ellas y a medida que avanza la trama contemplamos como algunas de ellas son condenadas a muerte como es el caso de Hortensia, como algunas logran huir como es el caso de Elvira o como otras son puestas en libertad después de muchos años como es el caso de Reme y Tomasa. La novela comienza con una sentencia a muerte: se nos anuncia que uno de los personajes centrales de la trama, Hortensia, va a morir; página a página, la autora nos va presentando a Hortensia como una activista republicana embarazada, que no renuncia a sus ideas ni en el momento final y que no le conmutan la pena a pesar de estar esperando un hijo; este es uno de los puntos álgidos más dramáticos del libro, cuando Hortensia es condenada a muerte y muere, no sin antes haber dado a luz a su hija en reclusión.
La obra se centra también en los familiares y amigos que siguen su lucha en la clandestinidad y en la calle, como es el caso de Pepita, hermana de Hortensia. Pepita es el personaje que más evoluciona dentro del libro; el personaje se nos presenta en un principio como una mujer débil, con un miedo acerval hacia el dolor, pero a medida que avanza el libro el personaje evoluciona enfrentándose al dolor, al miedo y al peligro, volviéndose más libre y fuerte. Esta evolución viene enmarcada por su relación con Paulino y por la lucha de ese amor.
Respecto a la autora Dulce Chacón nació en Zafra (Badajoz) en 1954; de familia conservadora y culta, tras el fallecimiento de su padre la familia pronto se traslada a residir a Madrid, donde la autora acude a un internado; así fue como Dulce comienza a adentrarse en el mundo literario, para huir y evadirse de todos los abruptos cambios en su vida. Comienza a publicar tarde sobre 1992 en que publica su poemario Querrán ponerle nombre; en 1995 obtiene el Premio Ciudad de Irún con la obra Contra el desprestigio de la altura; en 1996 es cuando publica su primera novela Algún amor que nos mate, en el año 2000 con Cielos de barro consigue el Premio Azorín de Novela. Su última novela publicada fue ésta, La voz dormida, que cosechó un rotundo éxito y para la autora Dulce Chacón constituyó una fuente de premios y de reconocimientos. De hecho el libro fue premiado en la Feria del libro de Madrid por el gremio de libreros de Madrid como libro del año 2003. Finalmente Dulce Chacón fallece por una mortal enfermedad el 13 de diciembre de 2003 a los 49 años.
Esta obra es fruto de un laborioso trabajo por parte de la autora para conseguir la mayor cantidad de testimonios sobre la contienda y este libro nace de toda esta realidad ficcionada. El título de la novela es significativo de lo que la autora quiere trasmitir: quiere contar esa parte de la historia que le tocó vivir a España a través de las mujeres, a través de sus ojos, de su sufrimiento; quiere que sus voces sean testimonio vivo de lo acontecido; en la mayoría de los documentales o testimonios gráficos, la voz del hombre es la que marca el ritmo de estos acontecimientos trágicos y la autora quiere que en este relato sean los testimonios desgarradores de las otras protagonistas las que emerjan y nos cuentan lo que todavía nunca se había contado. Los personajes que pululan por la novela son tan nítidos y reales que parece que han existido realmente; todos los que la leemos tenemos la impresión de conocer a esa Hortensia dulce que nos presenta, a esa Pepita obstinada o a ese Paulino combativo y es por esa naturalidad y sencillez donde reside la clave del éxito de esta novela, por acercarnos a unos seres que han existido realmente aunque con otro nombre y otro aspecto, son los testimonios de todas esas personas que padecieron y sufrieron durante la contienda.
El lenguaje utilizado en la obra es llano, sencillo, directo y sin pretensiones, predomina el diálogo y el estilo directo entre los personajes. Hasta ahora la literatura se centraba más bien en los personajes masculinos a la hora de abodar el tema del conflicto bélico, por lo tanto uno de los aciertos de la autora es acercarnos a la óptica femenina de este drama histórico. Por toda esta galería de personajes desfilan las mujeres que han participado activamente en la lucha junto con los hombres, como las mujeres con papel básicamente pasivo que no tomaban parte activo en esta lucha. El eje central de la trama se centra en la cárcel de mujeres y en sus reclusas y en Pepita, personaje central de la trama y hermana de una de las presas que no participa de la vida política, pero a la que las circunstancias personales le llevarán a tomar parte activa en el conflicto.
Al ser una novela donde las mujeres son protagonistas absolutas, Dulce Chacón presenta a pocos personajes masculinos en la trama, así todo los pocos personajes masculinos que aparecen en el argumento no están estereotipados, sino que la escritora se adentra en el drama personal de sus vidas en el contexto de la época social que están viviendo.
La obra cae en algunos momentos en matices o detalles en cierta forma maniqueístas o simplistas, sobre todo en el enfoque que le da a los personajes falangistas, como la guardesa o carceleras de la cárcel de mujeres o en la mujer del médico; a pesar de todo la autora intenta mostrarnos la historia como un buen reflejo de la realidad española de aquella época y lo que es más importante la novela consigue que el lector se aproxime a la vida de estas mujeres, que se identifique con ellas, con su sufrimiento y que brindemos con sus triunfos.
Crítica literaria en la Sección de CulturaLa voz dormida - por Mari Luz Rodríguez