La fisonomía del barrio judío se adapta a la pendiente natural, ya modificada por antiguas construcciones islámicas tanto de tipo residencial como defensivo. Los restos excavados se estructuran en cuatro terrazas, a partir de la línea de muralla que separa la zona del alcázar respecto de la judería. Las calles responden a un trazado irregular que se adapta a este sistema en terrazas y que tiene como punto central la sinagoga. Se ha documentado pequeñas callejuelas que comunican las terrazas entre sí.
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