Corría el año 1867 y Sarah Breedlove, la hija de unos braceros que antes habian sido esclavos, acababa de nacer en una plantación de Louisiana. En aquel entonces, nadie en su sano juicio hubiera imaginado para la niña algo distinto a una vida miserable, pero Sarah intuyó desde muy pequeña que su camino iba más allá de los inmensos campos de algodón que rodeaban su choza.
Muertos los padres, la jovencita se trasladó con su hermana a la ciudad, y allí a prendió a leer y a escribir. Poco a poco, fue organizando un pequeño negocio relacionado con la cosmética y el cuidado del cabello, que al cabo de los años se convirtió en un auténtico imperio, capaz de dar trabajo y dignidad a más de veinte mil mujeres de color.
Además de capitanear su empresa, Sarah luchó activamente en favor de a igualdad de derechos para la población negra de su país y fundó una escuela. El año de su muerte, en 1919, los hombres y mujeres reunidos en su elegante mansión sabían que con ella se iba una parte importante, aunque quizá poco conocida, de la historia de los estados Unidos. Alex Haley, el autor de Raíces, quiso narrar la vida de Sarah, pero murió antes de poder acabar su investigación. Tananarive Due recogió el testigo, y el resultado de su trabajo nos ofrece el magnífico testimonio de una mujer que nunca se resignó a ser una víctima de su color y su condición.
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