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martes, 5 de marzo de 2013

Encuentros con Autor: Pablo Albo


"Por experiencia sé que un cuento, si es bueno, cuando te descuidas puede arrearte un zarpazo. Leer mucho, escuchar mucho, escribir mucho y contar mucho es acabar lleno de cicatrices. Lo recomiendo."

MARABAJO

Pablo Albo
Biblioteca Infantil
Para Pablo Albo, Marabajo es un libro sin pies ni cabeza (ningún libro los tiene). El autor se concentró en hacer un uso creativo del lenguaje, abusar de los juegos de palabras y buscar las situaciones más descabelladas posibles, aunque para ello tuviera que incluir historias de amor o aspectos que pudieran resultar entrañables. Con tanto lío olvidó dar prioridad a la educación en valores, incluir aspectos edificantes, conductas ejemplares y... en fin, ya me entienden.

A decir del jurado es "una historia ingeniosa, divertida, ágil, con un estilo narrativo propio y personal, un buen gusto por jugar con las palabras y utilizar el lenguaje como divertimento, lenguaje abierto que, en cierto modo, invita a la participación del lector".

Pablo Albo
Biblioteca Infantil
Cuenta la expedición emprendida por entre veinte y treinta cangrejos y un calamar gigante que nació prematuro en busca del dueño de una bota que cayó en el mar. En el trayecto se verán afectados por los acontecimientos que ocurren mar arriba y mar abajo. Pedirán consejo al mejillón más anciano del océano, conocerán a las tres gambas rojas más filósofas del mundo, descubrirán perlas transparentes y vivirán lluvias de pétalos de margarita y otras cosas que callamos, siempre bajo la mirada atenta y vigilante de los erizos de mar. Al final acabarán en la Bahía de los Doce Puentes (de donde es originario el autor y que es uno de los mejores sitios para estar). Allí tiene lugar el desenlace que no desvelamos. 

Pablo Albo reconoce que en el proceso de escritura se decía a menudo a sí mismo: "¿A que no eres capaz de dejar eso" y le daba la risa y se le olvidaba borrarlo. 

LA HISTORIA COMIENZA ASÍ...

CANGREJOS y CALAMARES.

En el fondo del mar hay una roca, pero no en lo más hondo. Si estuviera en lo más profundo no le llegarían los rayos del sol y los cangrejos no podrían vivir en ella, y en esta roca viven veinte o treinta cangrejos, aunque no se les vea. Permanecen ocultos en las cuevecillas de la roca, porque por esa zona pasa mucho el calamar. Ese calamar no come cangrejos, ningún calamar lo hace, pero es muy pesado.

Foto: pzikowee

Siempre está con el mismo rollo de “es que yo soy un calamar gigante...”. Lleva años contándolo aunque tiene un tamaño normal, más bien tirando a bajito. “Es que me quedé pequeño”, te dirá, “¿quieres sabes por qué?”. Da igual lo que contestes, él seguirá, “es que mi madre era una calamara gigante de doce metros de largo y dos toneladas de peso. Le gustaba pasar las noches de primavera mirando las estrellas. En primavera todos los calamares y las calamaras están enamorados. Por allí pasaba un barco también enamorado. El barco y mi madre se amaron y de ese amor loco nací yo... pero prematuro, por eso me quedé pequeño. Es que el barco abandonó a mi madre. Los barcos, que nunca paran quietos. Nunca. Mi madre, del disgusto, nos tuvo antes de tiempo a mis quinientos trece hermanos y a mí”...

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