Actividades para antes de leer un libro.
Por Pablo Albo
1. Busca el momento adecuado. Ni se te ocurra abrir por primera vez un libro si acaban de regalarte una bicicleta. Tampoco lo cojas si tienes cosas pendientes que hacer o mientras echan en la tele tu programa favorito. Déjalo hasta que tengas el día echao. Cuando sea EL MOMENTO. Cuando puedas mirar al libro a la tapa y decirle sinceramente: "Ahora, bonito, estoy contigo. Te escucho. A ver, ¿qué me cuentas?"
También puedes hacerte con una linterna y prepárate para destaparlo debajo de las sábanas por la noche. A los libros les encanta que hagas eso. A los adultos, no tanto. Que no te pillen. Siempre están con eso de "¡a dormir!". Es mejor que lo hagas en secreto. Leer es, a veces, una actividad clandestina.
Cuando el libro y tú tengáis confianza, podéis practicar deportes de riesgo (para el libro): llevártelo a la playa o al parque o al colegio o donde te dé la gana. En un pueblo recóndito de Laponia practican el leer-bajo-la-lluvia, cubiertos con impermeables o grandes paraguas, es muy divertido y peligroso. A los libros les gusta que los trates con cuidado y los mimes, es cierto. Pero te aseguro que prefieren caer accidentalmente en un charco o terminar convertidos en croqueta-libros por la arena de la playa que morir de aburrimiento en una estantería.
3. Ponte cómodo. Échate en un sofá o repantíngate en tu cama. Estírate en tu toalla, si estás en la playa. Tírate en el césped si hace sol. Quítate los zapatos si no hace frío. No te preocupes por si te duermes. A los libros les encanta dormir en tu regazo, sobre tu pecho o haciendo de visera en la playa.
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