Lucy y el mar
Elizabeth Strout, traducción de Flora Casas.
Alfaguara, 2023
Un libro de esta autora, con un título y una cubierta tan bonitos, te alegra cuando lo ves entre las novedades en librerías y en la biblioteca y sabes que lo tienes que leer. Un nuevo capítulo de la vida de Lucy Barton, ese personaje del que no puedes desprenderte una vez que lo conoces.
Yo no lo vi venir, como tantos otros. Así empieza Elizabeth Strout la historia, con una frase corta y rotunda, que no asocias con la pandemia mundial de COVID 19, hasta leer la frase siguiente. Como supongo que a muchos lectores esto produjo en mí a priori cierto rechazo por la saturación y tristeza que provoca este tema.
Pero Lucy y el mar es mucho más. Nos habla en primera persona (en realidad nos lo cuenta en una conversación privada a cada uno de los lectores), cómo en la situación de obligado confinamiento que ha de vivir junto a su ex marido William (el de la novela anterior “Ay, William”)- solos y aislados en un pequeño pueblo muy lejos de su casa de Nueva York- cómo añora, casi hasta el dolor físico, la cercanía de sus hijas por el amor infinito que siente hacia ellas; la dificultad que conlleva la convivencia y el amor de pareja; el dolor de la pérdida y el bloqueo que puede provocarnos el miedo. También la alegría de nuevas amistades y el valor de lo cotidiano, y desde luego la enorme importancia y necesidad de un abrazo.
Y toda esta experiencia reciente, común a millones de personas en todo el mundo, contada como lo hace Elizabeth Strout, con sencillez, con belleza y con emoción, pero sin ahondar en la tristeza de forma innecesaria. Una forma hermosa de contar simplemente la VIDA, que nadie dijo que fuera fácil.
Pienso en Elena Ferrante, Lucia Berlin, Alice Munro, que tanto me gustan cuando leo a Elizabeth Strout, y claro, no he descubierto nada, pues es una relación que consideran también reconocidos críticos literarios. Si lo leen, espero que les guste.
Susana de Torres Mora
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