Escritor pagaría una buena historia. Pero "No te confundas. Una idea no es una historia - explicó el viejo meneando la cabeza-." Éste es el gran deseo del escritor Eliseo Varela: encontrar el placer de una buena historia con "raíces, carne, hueso, pelo, conflicto, sudar vida y hacer que el lector sienta pronto como suyo este sudor". Una feliz coincidencia permitirá a Eliseo Varela, entre buche y buche de mezcal, hallar no sólo un suministrador de historias sino también un acompañante ideal para sus últimos días. Se trata de Augusto Cons, un náufrago que intenta subsistir en un extenso vacío de nostalgia y soledad. Un hombre fundamentalmente honesto que antepone siempre sus principios a sus intereses, que conoce sus limitaciones y acaso desconoce sus virtudes. Él conseguirá que la vela a punto de extinguirse del viejo sea fructífera hasta el último suspiro. El ritual de inaugurar cada encuentro con unas rodajas de limón, sal con chile, gusano molido y una botella de mezcal contribuirán, sin duda, al feliz entente entre nuestros dos personajes. La picaresca de uno y la bonhomía del otro conducirán hacia un mosaico de historias entrelazadas que hilvanan presente y pasado y proyectan también futuro.
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