El hecho de que El enigma del ornitorrinco comience directamente con el nudo, hace que, unido a la gran cantidad de diálogos rápidos y concisos, el desarrollo fluya con gran dinamismo. Es una narración rápida, interesante y activa –interactiva, más bien– que no deja impasible al joven lector, sino que lleva, sin darse cuenta, montado en el viaje multimedia.Lleno de tecnicismos de manejo informático infantil, de animales y de aventuras, aglutina los ingredientes necesarios que –desde el humilde punto de vista de una maestra de profesión– sin duda, necesita un buen cuento o novela infantil-juvenil, para gustar a los niños y niñas de esta generación.
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