LIBERTAD de JONATHAN FRANZEN


La pasada semana el escritor Jonathan Franzen (Chicago, 1959) recibió en París a El Cultural. Allí habló con Carlos Reviriego del éxito, el sexo, la amistad traicionada y la literatura, entre otros temas. Único escritor que ha sido portada de la revista "Time" en la última década, Franzen es probablemente el mejor novelista norteamericano vivo (con permiso de Roth, Pynchon y DeLillo), posiblemente el más rico y exitoso, y con seguridad el más ambicioso. Lo ha vuelto a demostrar con Libertad (que publica el sábado Salamandra), su última y monumental obra, recibida como la gran novela americana de nuestro tiempo. 


En el patio privado de su habitación de hotel, Franzen reflexiona sobre el poder de su literatura. “No escribo para todo el mundo -dirá poco después-. Escribo para la gente que no encaja en él. Para los que no están satisfechos y sienten vergüenza. Escribo para los misfits. Y pertenecen a todas las clases, a todas las razas y sexos y edades. No es una minoría insustancial, quizá llegan al 5% de la población, puede que más. Son esas personas que leen y que quizá visitan las tumbas de sus escritores preferidos, porque se sienten menos solos haciéndolo. Esa es la gente que realmente me preocupa”.



El Cultural publica este viernes la entrevista con Jonathan Franzen realizada en París por Carlos Reviriego y adelanta hoy en exclusiva para todos sus lectores las primeras páginas de Libertad.


“Libertad” como un manual 
en el que se analiza minuciosamente las dudas, reacciones y motivos que mueven la conducta de los actuales ciudadanos norteamericanos. De hecho, surgió con inusitada fuerza el rumor de que el propio Barack Obama habría leído la novela antes de su publicación.
¿Qué nos depara en “Libertad”?
El argumento de esta obra se desarrolla -mediante una escritura clásica- en una época que abarca varias décadas, y en la que el diálogo es el principal invitado de honor. La novela es protagonizada por una familia de clase media, integrada por 3 personajes que tienen en común el mismo sentimiento: la insatisfacción. Así, en una tormenta de emociones, quiebres, y reconciliación, sus relaciones interpersonales terminan en un camino poco feliz y lleno de egoísmos y desencantos.
Con un diagnóstico poco esperanzador de la sociedad norteamericana moderna, Jonathan Franzen ofrece al lector una fina descripción de situaciones cotidianas y los espacios urbanos que las rodean, igualando así a grandes exponentes de la literatura para quienes el elemento de la ciudad se torna vital para atrapar al lector en una majestuosa ficción.

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