Manifiesto por la lectura de Irene Vallejo, Siruela, 2020.
Esta joya de 61 páginas es un chute de optimismo para los que trabajamos con la lectura, los libros y los lectores.
Irene Vallejo, autora de El infinito en un junco, por el que recibió el Premio Nacional de Ensayo en 2020, escribe una auténtica declaración de amor por los libros, la lectura y las letras en este Manifiesto por la lectura.
Atribuye a los libros propiedades prodigiosas. Los ve como cofres maravillosos que guardan los grandes tesoros; como la mejor medicina para el alma y el cuerpo; los gimnasios mas baratos para la inteligencia en todas las edades; botes salvavidas en los avatares del tiempo y albergues de la memoria.
No tengo más remedio que reproducir el mejor alegato a favor del libro frente a las prisas:
“Un libro respeta nuestra atención, nos mantiene desconectados de las urgencias, las notificaciones y la publicidad. No tiene baterías que recargar, es resistente y puede ser muy bello. No sufre la obsolescencia programada, pues su vida útil alcanza siglos y siglos. Suena, huele, lo puedes acariciar. El papel convive armoniosa y pacíficamente con sus hermanas de luz, las pantallas, pero posee un aura que los apasionados de la literatura amamos y reconocemos.”
He disfrutado con las atribuciones que da a las bibliotecas: como hospitalaritas guaridas de papel; viveros acogedores donde cultivamos el saber para el mañana de cada día; un pasaporte al conocimiento; un elemento democratizador, …
Y termina este alegato por la lectura con estas palabras:
“Leer es dar sentido al empeño de tantas maestras y bibliotecarios, de ilusos y soñadoras de nuevos mundos, de incontables Sherezades y Quijotes, de nuestros abuelos y bisabuelas que, en un país hundido en la posguerra, anhelaron mejores oportunidades para nosotros”.
“En esta época acelerada, los libros emergen como aliados para recuperar el placer de la concentración, la intimidad y la calma. Por eso, leer puede ser un acto de resistencia en una época invadida por la información nerviosa y debocada”.
“La lectura seguirá cuidándonos si cuidamos de ella. No puede desaparecer lo que nos salva. Los libros nos recuerdan serenos y siempre dispuestos a desplegarse ante nuestros ojos, que la salud de las palabras enraíza en las editoriales, en las librerías, en las bibliotecas, en las escuelas”.
Cuando acabas la lectura de este ensayo dedicado a la lectura sientes como bibliotecaria que formas parte un universo único, el de los libros, la lectura y el lector. Va por él todo nuestro esfuerzo diario.
Paqui Padilla Navarro
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