¡Me como esa coma! de José Antonio Millán y Emilio Urberuaga.

Editorial Serres, 2007. A partir de 6 años




En ocasiones la comprensión de las reglas ortográficas es tediosa y aburrida porque no encontramos la forma de entenderlas por muchas vueltas y explicaciones que recibamos (acordaos de los famosos hiatos y los diptongos). Pues bien, os presentamos en este libro una forma totalmente diferente de aprendizaje a las clases magistrales para comprender el uso y la posición de la coma. Esto se va mostrando a través de dobles páginas en formato horizontal, con dibujos que ilustran diferentes escenas cargadas de sentido del humor según las posiciones de las comas en las frases. Las comas, protagonistas de la obra, están destacadas tipográficamente en color rojo para que nos fijemos bien en su posición. Y, por si acaso no fuera suficiente con la ayuda visual de las ilustraciones, al final del libro tenemos las explicaciones ortográficas detenidas y comentarios gramaticales de cada una de las posiciones de las comas. Por tanto, esta obra nos ofrece la manera más fácil e ilustrativa para comprender dónde debemos colocar las comas según el significado y el sentido que le queramos dar a las frases. La coma no solo nos indica pausas para respirar, sino que su posición puede indicar que falta un verbo o que un elemento se traslada, alterando el orden natural de la oración. Son pequeñicas, pero tienen una importancia crucial en las frases. Su mala colocación puede dar lugar a malentendidos hasta tal punto que un rey puede o no perdonar la condena a su prisionero. ¿Quién nos iba a decir que podemos aprender ortografía a través de sencillos dibujos? No esperes un libro tradicional para ser contado con su inicio, nudo o desenlace. Pero sí podemos enmarcarlo en un libro de consulta y ayuda para profesores, traductores, estudiantes y padres cuyos hijos se adentran en la escritura. En definitiva, se trata de un libro muy interesante y peculiar para reflexionar y ser conscientes del uso de este signo ortográfico de puntuación a veces tan olvidado en nuestro tintero. / Ana María Navarro Martínez.

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