Soldados de Salamina de Javier Cercas

La tertulia de este libro será mañana en Biblioteca Pilar Barnés a las 19.30 h.


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Soldados de Salamina es una novela dividida en tres partes: Los amigos del bosque, Soldados de Salamina y Cita en Stockton. Todo empieza cuando al narrador le proponen que escriba para el periódico en el que trabaja un artículo sobre Antonio Machado, que se exilió a Francia, donde poco después moriría en Colliure. Se cumplían sesenta años del final de la guerra civil y el periodista se acuerda de la simetría de ese hecho con el fallido fusilamiento de Sánchez Mazas, que tuvo lugar más o menos en los días en que fallece Machado, pero en este lado de la frontera española. Ese extraño paralelismo enriquecería más el artículo.

Sánchez Mazas es el eje central de la novela. Estaba preso en Barcelona, en el monasterio del Collell y escapa de un fusilamiento colectivo. La guerra civil estaba llegando a su fin. El ejército nacional se acercaba a Cataluña y el republicano estaba en plena retirada. A pesar de la barbarie que suponen, sobre todo, las guerras civiles, siempre hay algún hecho, aunque sea uno solo, que muestra el lado humano de la misma, pues uno se pone a pensar qué pasaría por la cabeza del miliciano Miralles que encuentra a Sánchez Mazas, le apunta con su fusil pero, por alguna causa, decide no delatarlo.

El Cercas escritor-periodista-narrador de la obra, tras el éxito de su artículo, se va interesando más por la figura de uno de los fundadores de Falange, Rafael Sánchez Mazas, y va  reuniendo toda la información que le facilitan. Es la parte más periodística de la novela. Al ver la documentación que va acumulando le ronda cada vez más la idea de escribir un relato real, como él quiere que le llamen, sobre el falangista. La segunda parte es prácticamente biográfica, toda ella gira en torno al Sánchez Mazas político y escritor. Pero el Cercas no está contento con lo que tiene. Le falta algo y de nuevo está a punto de desistir. Sin embargo, un encuentro con el periodista chileno Javier Bolaños, le anima a seguir escribiendo. Tenía que encontrar la pieza que completaba el rompecabezas, Miralles, el miliciano, el héroe desconocido, que le había perdonado la vida a Sánchez Mazas. “Personas decentes hay muchas: son las que saben decir no a tiempo; héroes en cambio hay muy pocos. Creo que en el comportamiento de un héroe hay casi siempre algo ciego, irracional, instintivo, algo que está en su naturaleza y a lo que no puede escapar. No actúan por compasión o por vete a saber que buen sentimiento actúan por una especie de instinto ciego que lo supera”

Aunque se nos presente a Soldados de Salamina como un relato real, llega algún momento de la obra en que no sabemos cuál es la parte real y cuál es la ficción. Tal como nos narra los acontecimientos, las descripciones que hace, los personajes, consigue confundir al lector. Y si no hubiese esa confusión no sería una novela en sí, sería un trabajo periodístico más.

Es una obra escrita con un lenguaje muy asequible, de nuestro tiempo, al ser Cercas el personaje-protagonista-narrador. Los diálogos le dan agilidad a la narración, aunque casi brillan por su ausencia en la segunda parte, que es más descriptiva, más narrativa, por lo que se ralentiza su ritmo. Pero con sus diálogos el autor nos introduce de pleno en la novela, nos engancha y su lectura pasa volando. No son diálogos tediosos, son entretenidos y amenos.

Mario Vargas Llosa dice de esta obra que “merecería tener innumerables lectores, en esta época en que se ha puesto de moda la literatura ligera, llamada de entretenimiento, porque así aquéllos comprobarían que la literatura seria, la que se atreve a encarar los grandes temas y rehúye la facilidad, no tiene nada de aburrida, y, al contrario, es capaz también de encandilar a sus lectores, además de afectarlos de otras maneras”. Y parece que ha acertado porque ya van publicadas treinta ediciones y ha sido traducida a veinte idiomas.

Fuente: Novilis

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